El tungsteno renace en Galicia

No, no hablamos de bombillas, aunque no nos alejamos tanto, ya que el material al que dedicamos este post y del que todo el mundo está hablando es nada más y nada menos que el Wolframio o Tungsteno, la base de los filamentos de las bombillas.

El Wolframio se utiliza para el corte de todo tipo de metales, para circuitos eléctricos, teléfonos móviles, trenes o incluso aviones. Es un elemento fundamental en la industria en general y en el material eléctrico en particular.

Las minas de Wolframio emergieron en la Segunda Guerra mundial en Galicia, convirtiéndose en una potencia extractora de este material. La globalización y la incursión del gigante Chino en el mercado, entre otros motivos, consiguieron que en 2013 se provocara el cese de la actividad.

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Después de 4 años y de comprender que la dependencia de este material, imprescindible también en materia armamentística, podría convertirse en un problema económico para Europa, Bruselas ha diseñado una estrategia de autosuficiencia en la que Galicia tiene un papel muy importante, ya que sigue teniendo una de las reservas más importantes de Wolframio a nivel Europeo. La Comisión Europea apuesta por incentivar la autoproducción de este material, sin embargo el recorrido puede complicarse, ya que la estrategia choca con políticas de impacto medioambiental.

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Así, Galicia, Portugal, Salamanca y Extremadura están en el punto de mira para el renacimiento de la minería del Wolframio. La reapertura de minas ya es una realidad y en Galicia tenemos ejemplos en Lousame (A Coruña) y en Santa Comba. El proceso es lento, ya que levantar minas abandonadas durante años puede suponer muchos meses de preparación. Mientras tanto, si los extractores consiguen adaptarse a las políticas medioambientales, Galicia se pondrá a la cabeza de la minería de Wolframio, material extremadamente importante para el sector del material eléctrico.